Solía llamarlo el hombre de la boina, porque boina era la que el  usaba, tanto para cubrir su cabeza como también, como herramienta de trabajo.
Varias veces me toco acompañarlo mientras tapaba, por momentos el diafragma abierto, cuando el debía estar a oscuras en su recorrido de la escena iluminada por un reflector, creando luces y sombras para sus fotos.